La Música como Motor de Desarrollo: ¿Una oportunidad?

En este artículo trata sobre experiencias y conceptos sobre la capacidad de la música como herramienta para el Desarrollo Rural.

(Información extraída de mi Trabajo Fin de Máster: «Identidad Cultural y Desarrollo: La Música como Herramienta de Desarrollo Rural en la Parroquia de Chuquiribamba, Ecuador»

Las estrategias de desarrollo rural que utilizan la puesta en valor de aspectos culturales son cada vez más relevantes y visibles en países europeos. Sin embargo, éstas pueden ser una herramienta útil en países en vías desarrollo donde, por lo general, es posible observar un importante patrimonio cultural que forma parte indivisible de su identidad. Estos países suelen estar menos influenciados por los efectos de la globalización y, en general, sufren un menor impacto debido a elementos externos.

Este tipo de experiencias, basadas en la cultura como factor de desarrollo, responden a la necesidad de establecer propuestas innovadoras que persigan la puesta en valor de otros recursos del territorio. Propuestas cuyo eje central incluyan aspectos como el valor añadido, la calidad frente a cantidad o la defensa del patrimonio cultural. Propuestas en las que el territorio transciende de lo meramente productivo hacia un enfoque integrador.

Javier Ballesteros taller música en zimbabwe

Para ello, se debe abordar a la música desde un enfoque multifuncional, como herramienta que puede contribuir a solucionar problemas propios del medio rural como la despoblación, la inclusión social, la igualdad de género, o la mejora de la calidad de vida en general.

Un ejemplo visible sobre cómo se ha revitalizado social y económicamente el medio rural a través de la música es el Festival Música en Segura. Su director, Daniel Broncano, es un músico clásico originario del pueblo de Orcera (Jaén), cuyo vínculo emocional con la música se inicia de niño, cuando por casualidad asiste con su familia a un concierto de música sinfónica. Este festival ha servido para impulsar un cambio social y de puesta en valor de lo rural, que incluso continúa en el contexto de crisis mundial, incorporando ideas creativas e innovadoras a través de herramientas digitales. El interés o calidad de las propuestas se evidencia con la conservación de patrocinadores, colaboradores y participantes durante la edición del año 2020, en plena época de crisis sanitaria COVID19.

Por otro lado, la música también ha servido para visualizar tradiciones que fomentan la desigualdad en países donde aún persisten marcados roles de género. En Burkina Faso, la artista Kalam Kundé ha evidenciado prohibiciones ancestrales que impiden la emancipación de la mujer, a la vez que ha servido de estímulo hacia las mujeres de su comunidad.

Por último, un ejemplo de fortalecimiento de la identidad cultural y conservación de patrimonio a través de la música, se encuentra en la cantante peruana Renata Flores. Su propuesta musical se basa en la utilización de la lengua quechua, la cual fusiona con músicas del mundo. La artista, además de conseguir una importante repercusión internacional, ha contribuido a la difusión, protección y puesta en valor de su cultura.

¿Sería posible a través de la música, mejorar el aprovechamiento de los recursos de los que disponemos de manera integrada?

Justificación: ¿MÚSICA COMO MOTOR DE DESARROLLO

Mi experiencia personal y profesional en el mundo rural a lo largo de muchos años de ejercicio, así como mi relación con diversos actores que intervienen en las manifestaciones culturales activamente, me han hecho reflexionar sobre la importancia de la cultura como elemento de cohesión territorial y como base de trabajo de desarrollo. La inserción de la cultura como uno de los ejes vertebradores de una sociedad moderna y cohesionada en los procesos de integración regional.

Históricamente la cultura sufre de manera significativa las consecuencias negativas provocadas por las diferentes crisis económicas. Parece existir la percepción de que la cultura, y las manifestaciones artísticas, no son una necesidad de primer orden y resultan poco útiles para establecer estrategias de desarrollo que contribuyan a mejorar la calidad de vida en el entorno. Se obvian los beneficios que podría introducir objetivos de índole cultural en programas y políticas de desarrollo, y sus efectos en el fortalecimiento de la cohesión social e identidad cultural.

La crisis derivada del COVID19 parece situar nuevamente al sector cultural en situación de extrema vulnerabilidad pese a la relevancia que parece haber adoptado. Se ha evidenciado la necesidad de la cultura para las comunidades tanto rurales como urbanas. De manera casi espontánea, la cultura en sus diferentes expresiones nos ha unido. Se han creado o fortalecido vínculos entre comunidades, y ha servido de apoyo durante este periodo para afrontar los estados de ansiedad e incertidumbre. En cambio, la realidad del sector cultural parece encaminarse de nuevo al ostracismo e indefensión por parte de las políticas públicas. Por ejemplo, en Ecuador se han suspendido o reducido drásticamente proyectos públicos relacionados con el sector cultural, en beneficio de otros sectores tradicionalmente de mayor significancia para el Estado o la población (Programa “Arte para todos” del Ministerio de Cultura y Patrimonio, Festival Internacional de las Artes Vivas de Loja, etc.).

Por este motivo, resulta especialmente interesante plantear estudios sobre cultura y desarrollo en este contexto actual, cuando una vez más la cultura y el medio rural parecen sufrir un alto grado de vulnerabilidad.

En los momentos de crisis, solo la imaginación es más importante que el conocimiento".
Albert Einstein.

MARCO CONCEPTUAL

A continuación, vamos a establecer un marco de definiciones, supuestos y experiencias relacionadas con la utilización de la cultura (música) como herramienta de desarrollo. En primer lugar, se exponen referencias, sucesos y situaciones pertinentes relacionadas de forma directa con la cultura y el desarrollo, para posteriormente profundizar en el concepto de música que, desde un enfoque multifuncional, se presenta como medio facilitador de desarrollo rural. (ORTIZ, 2011:3).

CULTURA COMO FACTOR DE DESARROLLO

Si tuviera que volver a empezar la construcción de Europa, lo haría por la cultura»

(Jean Monnet, 1976.)[1]

[1] Jean Omer Marie Gabriel Monnet (1888-1979), economista considerado como uno los padres fundadores de la Unión Europea. Cita extraída del articulo digital del periódico ELPAÍS el día 10/12/2008

Desarrollo Integrado

Valcárcel Resalt (1987) define el desarrollo integrado como un enfoque holístico, que trata de dinamizar los sectores socioeconómicos del área considerando sus interdependencias hacia objetivos comunes, con la finalidad de alcanzar conclusiones de síntesis, que faciliten la toma de decisiones bajo un prisma integrador (citado por DÍAZ, 2000:72).

En lo referente al medio rural, Etxezarreta Zubizarreta considera el desarrollo integrado como una serie de actividades agrícolas y no agrícolas que se apoyan mutuamente entre sí, orientadas hacia un objetivo, pero en búsqueda de mejoras en el conjunto del sistema rural. Lo considera, por tanto, como un concepto válido para la planificación que proporciona un marco conceptual dentro del que pueden identificarse los vínculos interrelacionales entre los diferentes componentes del territorio (ETXEZARRETA, 1988:96, citada por DÍAZ, 2000:72).

Así, se abarca al medio rural como un todo, en el que actividades que en principio no parecen mantener relación entre sí, están en mayor o menor medida, vinculadas.

Bajo este concepto integrador, factores o elementos culturales tienen su incidencia, no sólo en la actividad agrícola, sino en el conjunto del tejido productivo y humano del medio.

Por otro lado, las distintas definiciones del desarrollo rural se ven modificadas para percibir, con mayor claridad, la complejidad y diversidad de los factores que componen estos territorios.

Las sociedades rurales han presentado cambios estructurales motivados, en buena parte, por el modelo de desarrollo global. Estos cambios determinan un nuevo enfoque sobre las definiciones y las estrategias del desarrollo rural para que se adapten a dichas modificaciones. Por ejemplo, en lo que respecta al sector agrario es imperativo que tanto las políticas como las actividades agrícolas apuesten por la valorización de la calidad e innovación frente a la promoción exclusiva de productividad y competitividad.

El medio rural es un espacio dinámico que trasciende de lo meramente agropecuario y está estrechamente relacionado con las actividades que se desarrollan en su entorno. Así, mantiene nexos de intercambio con el medio urbano, no sólo en la provisión de productos, sino en la contribución de bienes y servicios como el desarrollo de la cultura, la conservación de recursos naturales o la disposición de espacios turísticos con baja densidad demográfica (PÉREZ, 2001:17-18).

Cultura y Desarrollo

“La cultura es el fin y el medio del desarrollo”

   (L.S. Senghor, 1906-2001)[1]

[1] Poeta senegalés (1906-2001). Citado en DÍAZ y CABALLERO, 2020.

Cultura y desarrollo son conceptos que históricamente se han relacionado de forma descontextualizada e incluso contrapuesta. Sin embargo, en los últimos años se pueden encontrar elementos, instrumentos e intervenciones que promueven una atención más significativa a la vinculación entre desarrollo y cultura (MARAÑA, 2010:2).

El concepto de DESARROLLO ha experimentado muchas transformaciones a lo largo del tiempo. Aquí se realiza se realiza un breve repaso por sus principales definiciones.

Hacía la década de los cincuenta, este concepto se ve influenciado fuertemente por connotaciones económicas, adquiriendo como meta el progreso material. Bajo esta concepción de progreso económico, la transformación estructural va de lo rural hacia lo urbano, de lo agrícola a lo industrial, en definitiva, de lo antiguo a lo moderno.

Posteriormente, a partir de los años ochenta, se impone el concepto de desarrollo humano y, especialmente, el concepto de desarrollo sostenible desde la Cumbre de Río en 1992 (UBILLA-BRAVO, 2017). Es a partir de entonces cuando la cultura comienza a aparecer como un factor esencial para el desarrollo, como se establece en el Plan de Acción de Estocolmo de 1998, en el que se subraya que “el desarrollo sostenible y el auge de la cultura dependen mutuamente” (PLAN DE ACCIÓN DE ESTOCOLMO, 1998:13).

Cuando el desarrollo se ha cuantificado en términos de progreso económico, la cultura se ha percibido, en ocasiones, como un obstáculo que podía desacelerar los ritmos del progreso. Así quedó recogido por un grupo de expertos congregados por las Naciones Unidas en el año 1951 dirigidas al diseño de políticas y acciones para el desarrollo económico de los países subdesarrollados.

De algún modo, el progreso económico acelerado puede llevar a ajustes dolorosos. Las filosofías ancestrales deben ser erradicadas; las viejas instituciones sociales tienen que desintegrarse; los lazos de casta, credo y raza deben romperse; y grandes masas de personas incapaces de seguir el ritmo del progreso deberán ver frustradas sus expectativas de una vida cómoda. Muy pocas comunidades están dispuestas a pagar el precio del progreso económico. (Naciones Unidas, 1951, citado en ESCOBAR, 2007:20).

Este concepto de desarrollo ha puesto en riesgo la sostenibilidad de múltiples culturas a través del fomento de su homogeneización. Es en el año 1970 cuando se celebra en Venecia la primera conferencia de la UNESCO dedicada a las políticas culturales. Durante el encuentro se abarcaron diferentes temáticas como fueron: el lugar que la cultura ocupa en el mundo contemporáneo; las responsabilidades de los estados respecto a la vida cultural; la parte de la cultura en el desarrollo económico y social o la necesidad de salvaguardia de los valores culturales. Entre las resoluciones que se obtuvieron en dicha conferencia reseñamos las siguientes (UNESCO, 1970:15-20):

  1. Refuerce, mediante la cultura y la información, su acción en favor de la paz y la comprensión internaciones y, en consecuencia, tomen medidas apropiadas contra la producción, la publicación y la circulación de obras que inciten al odio entre naciones, a la violencia y a la guerra.
  2. Fomente los intercambios culturales entre los Estados Miembros, así como los intercambios de información y las investigaciones sobre temas de interés común.
  3. Dedique una sección mayor de su programa a los problemas de la cultura al servicio de la comprensión internacional y de la paz.
  4. Busque los modos y medios de ayudar a los Estados Miembros a garantizar la protección de las culturas indígenas contra las influencias externas nocivas.
  5. Organice, en beneficio de los países en vías de desarrollo intercambios internacionales de experiencia sobre la conservación de las culturas nacionales y refuerce en consecuencia, su programa de formación y becas.
  6. Incluya en su programa proyectos concretos para el fomento y registro de las tradiciones orales.
  7. Emprenda un estudio para identificar en las zonas de América Latina más afectadas por la rápida desaparición de los valores nacionales populares bajo el impacto de las nuevas formas de los medios de información comerciales y determinar la mejor manera en que la UNESCO podría ayudar a la conservación de esos valores.
  8. Que, en el plano nacional, cada estado procure que en la enseñanza se preste más atención a inculcar el aprecio al patrimonio cultural y la necesidad de respetarlo.

 Más adelante, en la Conferencia de México (1982) se reafirmó el valor de la cultura como componente estratégico para el logro de un desarrollo integral en el que las diferencias culturales dejan de ser consideradas como obstáculos para ser apreciadas como oportunidades.

Actualmente, el desarrollo es éticamente justificable sólo si es sostenible cultural y ambientalmente, y si se tienen en cuenta en su formulación las diferencias culturales. En este sentido, el desarrollo es positivo cuando se construye a partir de la negociación entre las distintas culturas y cuando asegura que los procesos de planeación sean colectivos y expresen los sueños y las identidades de los actores por él beneficiados.

Definiciones Culturales de la UNESCO

Debido a la variedad de acepciones que tienen las palabras cultura, identidad cultural, manifestaciones culturales, patrimonio cultural, bienes culturales y diversidad cultural, a efectos del presente trabajo se ha optado por referenciar sus definiciones según la UNESCO.

 

Cultura

Se considera como el conjunto de los rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social y que abarca, además de las artes y las letras, los modos de vida, las maneras de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias (UNESCO, 2001:1).

 

Identidad cultural

El concepto de identidad cultural encierra un sentido de pertenencia a un grupo social con el cual se comparten rasgos culturales, como costumbres, valores y creencias. La identidad no es un concepto fijo, sino que se recrea individual y colectivamente y se alimenta de forma continua de la influencia exterior.

La identidad cultural de un pueblo viene definida históricamente a través de múltiples aspectos en los que se plasma su cultura, como la lengua, instrumento de comunicación entre los miembros de una comunidad, las relaciones sociales, ritos y ceremonias propias, o los comportamientos colectivos, esto es, los sistemas de valores y creencias (…) Un rasgo propio de estos elementos de identidad cultural es su carácter inmaterial y anónimo, pues son producto de la colectividad” (GONZÁLEZ, 2000: 43).

Por ejemplo, manifestaciones como las fiestas, el ritual de las procesiones, la música o la danza. A estas representaciones culturales de gran repercusión pública, la UNESCO las ha registrado bajo el concepto de “patrimonio cultural inmaterial” (ROMERO, 2005: 62).

 

Manifestaciones Culturales

Son las expresiones resultantes de la creatividad de personas, grupos y sociedades, que poseen un contenido cultural (UNESCO, 2017).

 

Patrimonio Cultural

El conjunto de bienes que caracterizan la creatividad de un pueblo y que distinguen a las sociedades y grupos sociales unos de otros, dándoles su sentido de identidad, sean estos heredados o de producción reciente (UNESCO, 2017).

 

Patrimonio Cultural Material

El patrimonio cultural material está compuesto por bienes muebles e inmuebles, cuya materialidad es contenedora de valores históricos, sociales y simbólicos de los pueblos. Estos pueden ser monumentos, esculturas, conjuntos arquitectónicos como ciudades u otras como paisajes urbanos o rurales.

Patrimonio Cultural Inmaterial

La Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (UNESCO, 2003:4), señala que se entiende por el Patrimonio Cultural Inmaterial los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas, junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes; que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana.

Forman parte del patrimonio inmaterial las lenguas, los relatos y cuentos populares, la música y la danza, las artes marciales, las fiestas, las artes culinarias o la artesanía.

 

Bienes culturales

Bienes de consumo que transmiten ideas, símbolos y modos de vida. Informan o entretienen, ayudan a construir una identidad individual y colectiva e influyen en las prácticas culturales. Son el resultado de la creatividad individual o colectiva (UNESCO, 2017).

 

Bienes Mixtos

Son lugares que tienen un valor excepcional por combinar patrimonio natural y patrimonio cultural. (UNESCO, 2004:5).

 

Diversidad cultural 

Se refiere a la multiplicidad de formas en que se expresan las culturas de los grupos y sociedades. Estas expresiones se transmiten dentro y entre los grupos y las sociedades. La diversidad cultural se manifiesta no sólo en las diversas formas en que se expresa, enriquece y transmite el patrimonio cultural de la humanidad mediante la variedad de expresiones culturales, sino también a través de distintos modos de creación artística, producción, difusión, distribución y disfrute de las expresiones culturales, cualesquiera que sean los medios y tecnologías utilizados. (UNESCO, 2013:7). 

TERRITORIOS CON IDENTIDAD CULTURAL

“No sabía que mi cultura valía tanto.

 Es la cultura que borda mi vida

 al igual que mis tejidos y mis saberes,

que ahora también puedo vender.”

(Simona Cutipa, 2006)[1]

[1] Simona Cutipa es artesana de Chivay, Sierra Sur de Perú. Cita extraída del trabajo del RIMISP, sobre territorios con identidad cultural (Ranaboldo, 2006:1).

Parece existir cierto interés creciente en estrategias de desarrollo rural que están asociadas a bienes y servicios con identidad cultural, como los productos agropecuarios, cuyo valor se puede asociar con atributos de salud, sostenibilidad o relación justa entre productores y consumidores, así como los servicios turísticos vinculados a la identidad y costumbres del territorio. Estas estrategias se basan en la hipótesis del aumento generalizado de la demanda de bienes y servicios, con atributos simbólicos que priorizan la calidad por encima de la productividad. Para su aprovechamiento local, el aprovechamiento de bienes y servicios con identidad cultural implica el reconocimiento jurídico. Esto es, la aplicación de mecanismos y regulaciones, que permita la apropiación colectiva de estos bienes y servicios que tradicionalmente se consideraban de libre acceso. En gran medida, estos argumentos están especialmente asociados a territorios rurales, ya que suelen contener una identidad cultural propia menos afectada por los insumos externos. (FONTE y RANABOLDO, 2007:9-12).

Desde este enfoque, la cultura se incorpora desde tres formas diferentes al desarrollo del territorio. Por un lado, desde un papel evaluativo, que permite seleccionar y jerarquizar valores. En segundo lugar, desde un papel constituyente, que permite y fomenta la creatividad y expresión de las personas. Por último, un papel instrumental, como un producto o recurso que permite lograr mejor bienestar.

En su papel constituyente, la cultura puede servir de impulso para activar y desarrollar los recursos locales desde enfoques innovadores y creativos, que puedan servir para desarrollar una marca territorial que además contribuya al proceso de construcción social del territorio.

En su papel evaluativo, permite seleccionar los recursos patrimoniales que podrían transformarse en factores de producción que poder evaluarse en el proceso productivo (FONTE y RANABOLDO, 2007:19).

Por último, desde su enfoque instrumental la cultura incide en el conjunto de productos que pueden ser valorizados en la economía. Para nuestro ámbito de estudio, son especialmente relevantes los productos culturales específicos. Estos se consideran como el conjunto de aspectos singulares (culturales, naturales, etc.) de un territorio concreto que pueden organizarse para valorizarse a nivel local (fiestas populares, gastronomía, música, etc.).

Es importante tener en cuente que este tipo de estrategias de desarrollo territoriales requieren, en gran medida, de actores colectivos (asociaciones de productores, asociaciones de cultura, instituciones públicas y locales, etc.), y de su coordinación hacía un objetivo común: dinamización económica y social del territorio. (FONTE y RANABOLDO, 2007:27-28).

Tomando como premisa que la cultura es, en sí mismo, un derecho fundamental, con un valor intrínseco (no de mercado) de toda comunidad, se profundiza a continuación sobre los factores que inciden en su valorización económica en el territorio.

Las estrategias de valorización de la cultura e identidad cultural en las áreas rurales, se relacionan especialmente con sus producciones típicas. De esta manera, se puede entender que la protección de los productos típicos implica a su vez la protección del patrimonio cultural y natural. Entre los atributos que se valoran de un producto o servicio se encuentran algunos que, aunque no pueden ser observados directamente (origen, tipo de proceso productivo, etc.), resultan argumentos de utilidad para los consumidores.

De esta manera, a través de la cultura es posible dotar de características adicionales a los productos y servicios de un determinado territorio, en la búsqueda de adquirir un valor de mercado superior al del punto de partida.

UNA OPORTUNIDAD: LA MÚSICA

“El saber occidental intenta, desde hace veinticinco siglos, ver el mundo.

No ha comprendido que el mundo no se mira, se oye. No se lee, se escucha.

(…) hay que aprender a juzgar a una sociedad por sus ruidos, por su arte y

por sus fiestas más que por sus estadísticas”[1].

[1] Cita extraída del Ensayo sobre la economía política de la música (Attali, 1995:11).

Música: Arte y Ciencia

Como las posibles perspectivas acerca de la música son numerosas, tomaremos como punto de partida la definición enunciada en el libro Teoría de la Música, por ser una obra clásica y referente en el estudio desde una perspectiva esencialmente teórica: música es el arte que se expresa combinando el sonido y el ritmo (DANHAUSER, 1872:1). A esta conceptualización de la música, esencialmente teórica, el Diccionario Ideológico de la Lengua Española, le añade un componente emocional definiéndola como “el arte de combinar los sonidos de la voz humana y/o instrumentos, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegre o tristemente” (REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, 2001).

La música es, por un lado, un arte. Se considera como una de las artes más difundidas y con mayor capacidad de comunicación (posiblemente la forma más antigua de expresión), que surge con anterioridad a la palabra, y que ha acompañado a la humanidad desde sus orígenes. Los primeros objetos sonoros que utilizó la humanidad estuvieron ligados a su cuerpo (cinturones, collares, brazaletes, etc.), además de utilizar su propia voz, cuerpo, pies o manos. También descubrió que algunos utensilios y armas al ser golpeadas, frotadas o sopladas, producían sonido. Por ejemplo, el arco de caza está considerado como el primer instrumento de cuerda. Posteriormente, éste evolucionó hacia instrumentos musicales cordófonos más complejos como serían los poliarcos, que no eran más que varios arcos unidos a un cuerpo de instrumento común. Respecto a los instrumentos de aire (aerófonos), es probable que el primero surgiese hace 40.000 años, cuando se comenzó a utilizar el fuego y se empleó, por primera vez, una caña hueca para avivarlo.

Por otro lado, la música se considera también una ciencia porque en su misma configuración están contenidos requisitos y disciplinas que la humanidad ha creado. En la música se encuentran inmersa otras ciencias como son las matemáticas, la física, la química, la biología, la fisiología, la antropología y la filosofía. Por ejemplo, la estructura matemática de la escuela musical ha sido motivo de estudio de matemáticos o filósofos. Ya en el siglo VI d.C en el Tratado sobre la música escrito por San Severino Boecio, quien desarrolló y extendió los principios enunciados por los pensadores de la escuela de Pitágoras, se considerada que la música era una de las ciencias que permitía alcanzar la sabiduría. Por ello, se denominó como quadrivium (o cuádruple), vía hacía la sabiduría al conjunto de las cuatro ciencias matemáticas por excelencia: la música, la aritmética, la geometría y la astronomía (TURCHETTA, 2018:64) .

Música como Medio de Desarrollo

La música en un bien, un derecho en sí mismo, que ha de ser preservado, conservado, difundido y cuyo acceso debe ser facilitado a todo el mundo.

No obstante, es también un medio de desarrollo debido a su capacidad para actuar en diferentes ámbitos del tejido socioeconómico del territorio, contribuyendo así a la unificación y cohesión social, a la proyección educativa y a la sensibilización.

Antes de comenzar a estudiar diferentes ámbitos donde la música puede ser considerada como una herramienta facilitadora de desarrollo, se considera importante destacar su componente emocional indivisible que tiene sobre las personas.

Estudios neuronales demuestran que la música tiene la capacidad de cambiar estados de ánimo actuando sobre las estructuras emocionales del cerebro. Al escuchar música se activan las áreas del cerebro que se encargan de la imitación y de la empatía. Algunos científicos indican que nada tiene un impacto tan trascendental sobre el cerebro como la música.

Mientras se producen sonidos el cerebro los escucha y coordina generándose una actividad emocional. Desde la neurociencia se refieren a la capacidad significativa de la música a la hora de activar cada una de nuestras estructuras emocionales cerebrales, modificando estados de ánimo entre las personas. La música consigue evocar el núcleo mismo, el núcleo de las estructuras cerebrales responsables y creadoras de nuestro universo emocional (KOELSH y PUNSET, 2011).

Este componente emocional una característica esencial en la utilización de la música como medio de desarrollo en un entorno determinado. Encontrar qué tipo de música genera emociones en un territorio, o en un segmento determinado de la población, es un elemento necesario para diseñar una estrategia de desarrollo de estas características. Es por ello que no resulta determinante concretar una tipología de música específica para establecer intervenciones de desarrollo a través de la música, ya que esto dependerá de la contextualización del territorio y de la sensibilidad de sus habitantes respecto a ella.

A continuación, se explora la capacidad de la música como medio de desarrollo en diferentes ámbitos, especialmente dentro del entorno rural. Partiendo de un enfoque multifuncional de la música se analiza su capacidad frente a problemas comunes del medio rural como la despoblación, igualdad de género o economía. Es importante tener en cuenta que en ocasiones estos problemas están interrelacionados y la contribución de la música como facilitadora de desarrollo debe ser entendido de manera holística e integral.

1. Música: Economía y Dinamización del territorio

Su capacidad para fomentar la creatividad, es especialmente útil para facilitar y promover nuevos emprendimientos innovadores. Además, su incidencia en la identidad cultural del territorio puede contribuir a generar valor añadido en productos y servicios.

 Por último, la industria de la música constituye en sí misma un sector relevante dentro de la economía mundial, no sólo como un sector particular dentro del conjunto que componen las llamadas Industrias Culturales, sino también como irrigador de productos que son utilizados por el resto de estos sectores, tales como la radio y la televisión, la industria cinematográfica o la de videojuegos y también como componente fundamental de otros sectores tales como la electrónica de consumo, la publicidad, las telecomunicaciones.

En Ecuador, según datos de la Sociedad General de Autores y Compositores del Ecuador (SAYCE), en el ejercicio del año 2019 se obtuvo una recaudación total de 7.742.281 dólares a través de la administración de los derechos patrimoniales de los autores sobre sus obras.

En España son cada vez más frecuentes las iniciativas que unen músicas y territorios a través de festivales que ponen en valor el medio rural y sirven como elemento dinamizador de la economía local en las comarcas donde se realizan. Algunos ejemplos son: El Festival Senderos de Música en Arroyomolinos de León, que une música y naturaleza (Huelva); el Festival LeturAlma en Letur (Albacete), que focaliza su mensaje en la lucha contra la despoblación; el Demanda Folk en Tolbaños de Arriba (Burgos), sobre música tradicional e identitaria; El Boina Fest contra la despoblación en Arenillas (Soria): El Centro en Fiestas de Aracena (Huelva), donde la música, la moda y el teatro sirven para fomentar el consumo local, o el mencionado Festival Música en Segura de Segura de la Sierra (Jaén), donde la música clásica y los espacios singulares adquieren especial protagonismo.

Por último, es interesante tener en cuenta que la dinamización de territorios a veces se produce de manera espontánea, sin que haya existido una estrategia previa para ello. Por ejemplo, podemos citar la experiencia en el pueblo de San Miguel del Arroyo (Valladolid). Al mudarse a dicho pueblo el músico Carlos Soto (Celtas Cortos), se produjo una transformación social y se activaron coros y grupos de música tradicional. Además, el acercamiento al territorio a través de la música, le sirvió al músico para integrarse positivamente en su nueva comunidad (RTVE, 2019).

2. Música: Educación e Inclusión social

La música puede ser utilizada como recurso pedagógico por su capacidad para favorecer el desarrollo intelectual, motriz y de lenguaje en edad infantil, a través del fortalecimiento de procesos cognitivos como la memoria, la atención, la percepción y la motivación.

Representa, por tanto, un recurso para la generación de espacios significativos de aprendizaje que hacen de la educación a través de la música un pilar del desarrollo integral para cada una de las etapas del desarrollo del ser humano, y de menores en particular (DÍAZ, 2014:102-103).

La música representa una herramienta de conexión entre diferentes culturas. Los alumnos que puedan acercarse a su cultura desde el punto de vista musical, su folklore, sus cantos y danzas, su música; en esencia al patrimonio que les rodea, permite establecer vínculos emocionales con el territorio. Teniendo en cuenta que bastantes jóvenes deben abandonar su entorno rural para realizar estudios superiores, principalmente en áreas urbanas, lograr establecer vínculos positivos y emotivos con su área rural podría contribuir a que en el futuro estos jóvenes decidan retornar y aplicar sus conocimientos en su territorio rural. En definitiva, como herramienta contra el despoblamiento rural (BOTELLA et al., 2014:83).

Respecto a la inclusión social, en Ecuador existen ejemplos sobre la utilización de la música como herramienta facilitadora. En la ciudad de Loja se encuentra el grupo “Son Especial”, conformado por jóvenes con diferentes discapacidades . Cuenta con la dirección de D. Osman Vásquez quien ha logrado consolidar este grupo como un referente nacional que incluso les ha permitido actuar en diferentes ciudades y países, lo que ha supone un fuerte estímulo y crecimiento personal para sus componentes.

En la escuela de Música SINFÍN de la ciudad de Loja se implementó el Proyecto de Inclusión Educativa Musical (2017), que permite brindar el servicio educativo a niños con Necesidades Educativas Especiales NEE, en el cuál pueden desarrollar habilidades musicales en un ambiente inclusivo que genere autoestima, que fortalezca su individualidad y motive su vínculo con la sociedad mediante actividades artísticas colectivas.

Por último, también se conocen experiencias de la utilización de la música hacia la reinserción social en entornos penitenciarios. Por ejemplo, en Paraguay a través del Proyecto Música en Penitenciarías para la Reinserción social, los internos componen canciones, reciben clases de música, asisten a conciertos o reciben talleres de construcción de instrumentos musicales.

3. Música e Igualdad de Género

Según la UNESCO (2014:104), por igualdad de género se entiende la existencia de una igualdad de oportunidades y de derechos entre las mujeres y los hombres en las esferas privada y pública que les brinde y garantice la posibilidad de realizar la vida que deseen. Actualmente, se reconoce a nivel internacional que la igualdad de género es una pieza clave del desarrollo sostenible e integrado, objeto de este trabajo.

En primer lugar, la relación entre igualdad de género y la música podría abarcarse como un reflejo de la propia sociedad donde se han producido normas, comportamientos y tendencias artísticas que han perpetuado una desigualdad de género y han instituido una arbitraria asignación de roles basados en el sexo. Además, esta discriminación hacía lo artístico se evidencia en mayor medida en el mundo rural, donde están más arraigados ciertos aspectos sociales y culturales.

Históricamente la mujer no ha tenido a su alcance los medios necesarios, ni la formación adecuada, para desarrollarse en el mundo musical. El hecho que los estudios musicológicos hayan sido elitistas retrasó la incorporación de la mujer, especialmente hacía la música clásica (CAMPO, 2010:157-159). Además, durante algunos periodos en la historia, la iglesia dificultó la práctica musical hacia las mujeres, desaconsejando su educación musical, al margen de las pertenecientes a una orden religiosa (GALINDO, 2015:4).

En el flamenco, una de las músicas identitarias más significativas de España, el papel de la mujer ha estado marcado por su exclusión de los lugares y ambientes donde históricamente se interpretaba. Esto último, se hace especialmente significativo en el reducido número de mujeres guitarristas (o su invisibilidad), un hecho que en los últimos años, debido a los avances en materia de igualdad, parece estar desapareciendo.

En segundo lugar, la música puede servir como herramienta para contrarrestar la discriminación de género y los estereotipos negativos asociados al género, facilitando la visualización de problemas de igualdad en diferentes territorios y sirviendo como prueba tangible de avances en este sentido.

Un ejemplo actual sobre cómo la música ha servido para visualizar tradiciones que fomentan la desigualdad en países donde aún persisten marcados roles de género, se encuentra en la ya citada artista burkinabé Kalam Kundé. A través de la música, la artista ha evidenciado prohibiciones ancestrales que impiden la emancipación de la mujer en su país y, este hecho, ha servido de estímulo hacía las mujeres de su territorio respecto a su derecho a la igualdad y libertad (ELPAÍS, 2020).

4. Música y Sanidad

Según la National Asociation for Music Therapy de EE. UU, la musicoterapia es el uso de la música en la consecución de objetivos terapéuticos: la restauración, el mantenimiento y el acrecentamiento de la salud, tanto física como mental (POCH. I, 1999:40, citado en SANZ, 2001:20).

La musicoterapia ha sido considerada como una forma terapéutica de comunicación no-verbal aplicada a la prevención, diagnóstico y tratamiento de posibles dificultades o trastornos que presentan las personas (MARTÍ, 2000). Desde 1950 tiene rango científico y se imparte como disciplina académica en universidades, centros especializados y organizaciones.

Se ha utilizado en enfermedades como el Alzheimer. Su  tratamiento a través de la música se basa en la relación directa entre el estrés crónico que sufre el individuo en los últimos años de su vida y la aparición de los primeros síntomas de la enfermedad como depresión o ansiedad (DE LA RUBIA, SANCHO y CABAÑÉS, 2014). Además, la utilización de la terapia musical, por su capacidad para estimular el cerebro, facilita el recuerdo de eventos o personas a esta tipología de pacientes (TOBAR, 2013: 34).

Aunque la musicoterapia puede considerarse una ciencia relativamente moderna, y utilizada principalmente en países más desarrollados, existen ejemplos que demuestran lo contrario. El musicólogo Polo Vallejo durante sus trabajos de descripción y análisis acerca de la etnia de los Wagogo en Tanzania, pudo comprobar como éstos utilizaban ciertos ritos musicales con fines medicinales. Por ejemplo, la utilización de ciertos ritmos expresados a través de instrumentos percusivos para combatir afecciones relacionadas con los dolores de cabeza.

Javier Ballesteros Zimbabwe actuación en orfanato

RESUMEN

Las estrategias de desarrollo rural que utilizan la puesta en valor de aspectos culturales son cada vez mas relevantes y visibles, aunque existe aún un amplio margen de crecimiento en su estudio e implementación.

Desde un enfoque de Desarrollo Integrado, el medio rural se conforma por actividades diversas que se apoyan entre sí hacía un objetivo común. De esta manera, si se potencia el capital cultural de un territorio se puede estar contribuyendo a la mejora de su calidad de vida y su entorno de forma sostenible. Por ejemplo, la generación de valor añadido en bienes y servicios que pueden adquirir los territorios con identidad cultural

La música puede representar un elemento de dinamizador, facilitador y de la realidad social, económica o humana del entorno por su capacidad multifuncional. 

 Los ámbitos de utilización que tiene la música en aspectos sociales y económicos del territorio son multidiversos y se encuentran interconectados entre sí. La utilización de la música, de manera consciente o inconsciente, y su exploración desde un ámbito funcional y no meramente lúdico, es tan antigua como la propia humanidad.

BIBLIOGRAFÍA

Puedes encontrar más información sobre cultura, música y desarrollo en las siguientes fuentes de información bibliográfica:

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